Aguilera, junto al busto de Gafim en la Plaça Major. | Pere Bota

TW
13

El periodista e historiador Manuel Aguilera Povedano acaba de publicar Un periodista en el desembarco de Bayo. Gafim y la Guerra Civil en Mallorca a partir de las cartas que escribía Gabriel Fuster y Mayans (1913-1977) a su novia, Maria Antònia Sureda.

El que después sería famoso periodista del diario Baleares, sobre todo con su columna Tertulia en la Plaza Mayor, en 1936 era un joven licenciado en Derecho de 23 años movilizado como alférez en el cuartel de Sant Pere de Palma.

Aguilera señala que «localizar las cartas ha sido rocambolesco. Desaparecieron del domicilio familiar. Un coleccionista las encontró y las compró en un rastrillo de Madrid y así pude tener acceso a ellas y analizarlas».
Por estas cartas, Aguilera ha podido reconstruir detalles inéditos de los bombardeos republicanos sobre Palma; de la batalla de Manacor; del ambiente que se vivía en aquella Mallorca en guerra y, sobre todo, del papel que desempeñó Gafim. «Mucho más importante de lo que podría pensarse. Estaba en una unidad de morteros y combatió de manera muy activa. Abrió fuego desde cerca de las cuevas dels Hams a principios de la batalla, intimidando a los republicanos», señala.

A su vez, «también atacó a morterazos el famoso Parapeto de la Muerte. El propio Bayo reconoció la importancia que tuvo la artillería en la derrota republicana». Gafim fue ascendido a teniente. Antes del desembarco de Bayo y desde el baluard Sant Pere «ya había abierto fuego de ametralladora contra la aviación republicana».

En las cartas no hay autobombo ni afán de promoción. Se trata de escritos íntimos, privados, sólo para su novia. Aguilera indica que «Gafim confiesa que se lo pasaba bien en combate, incluso engordó. Rompió con su monotonía de opositor a notario, que es lo que imponía su padre».

Gafim no estaba en 1936 afiliado a Falange (lo haría en 1943), de hecho «se burla de Rossi y sus Dragones de la Muerte, que en los días finales lanzaron un ataque cuando los republicanos ya se habían replegado». El libro señala los lugares donde combatió, día a día y al detalle.